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MIGRACIONES

 

Francia es un caso atípico con relación a la estructura de migraciones europea, y aunque numerosas fuentes y evidencias señalan que a mediados del siglo XVIII había un gran número de franceses en Qué- bec, en Louisiana y en las Pequeñas Antillas, en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del XX la población francesa no protagonizó una emigración a ultramar como la que se conoció en otros países de Europa.

 

Por el contrario, miles de extranjeros llegaron a establecerse en Francia durante ese período. No deja de ser significativo que en la década de los treinta del siglo XX Francia fuera el segundo país del mundo por su tasa de inmigración. Diversos factores explican este proceso:

  • Políticos. Durante las crisis revolucionarias el gobierno adoptó una legislación favorable a la inmigración y a la integración de la población extranjera favorecieron la emigración.

  •  Demográficos. La temprana culminación de la transición demográfica provocó que Francia fuera un país con una baja tasa de crecimiento, por lo que la población se encontraba próxima al estancamiento.

  •  Económicos. El desarrollo de la economía durante la primera mitad del siglo XX generó una demanda de mano de obra que, en un contexto de depresión demográfica, no podía ser cubierta por la población autóctona.

 

Si nos atenemos a lo sucedido tras la Segunda Guerra Mundial podemos identificar tres fases:

  • 1945-1953. Se trató de un periodo de restauración de la economía francesa tras los grandes conflictos bélicos, con una demanda de mano de obra todavía escasa. El balance migratorio fue ligeramente negativo, predominando las salidas sobre las entradas.

  •  1953-1973. Restaurada la economía francesa se inició un proceso de expansión que incrementó la oferta de empleo. Durante este período el número de inmigrantes llegados a Francia osciló entre 100.000 y 200.000, aunque eventos extraordinarios como la independencia de Argelia provocaran repuntes episódicos (850.000 franceses provenientes de Argelia entraron en el país en 1962).

  • 1974-actualidad. El balance migratorio es todavía ligeramente positivo y, aunque debido a la crisis económica se adoptaron medidas legales tendentes a reducir la entrada de inmigrantes o a favorecer el retorno a sus países de origen, éstas se han mostrado ineficaces. Las entradas tienden a favorecer los reagrupamientos familiares.

 

Aunque es difícil precisar la cuantía de extranjeros residentes en Francia, su número oscila entre los 3,7 millones censados, y los 4,5 millones señalados por el Ministerio del Interior, entre los que se incluye un número indeterminado de inmigrantes ilegales. Este volumen de población extranjera es el resultado de tres grandes oleadas de inmigración, la primera de las cuales se produjo en la segunda mitad del siglo XIX, debido a la Revolución Industrial, situando en un millón el número de extranjeros residentes en Francia.

 

La segunda oleada se produjo tras la Primera Guerra Mundial, elevando el número de extranjeros a unos tres millones a finales de los años 30, muchos de los cuales adoptaron la nacionalidad francesa. La tercera ola de inmigración, que hizo aumentar los efectivos hasta cerca de cuatro millones, tuvo lugar entre 1954 y 1973. Con relación al número total de habitantes el porcentaje de extranjeros en Francia se ha mantenido estable durante caso todo el siglo XX, aumentando del 6,6% en 1930 al 6,8% en 1985, para disminuir hasta el 6,3% en 1990.

 

En cuanto a su origen, la inmigración en Francia durante el siglo XX fue inicialmente protagonizada por habitantes de países vecinos, principalmente belgas e italianos. Desde 1954, y hasta finales de los sesenta, fue masiva la llegada de españoles, que fueron desbancados hasta 1974 por portugueses. Por lo que respecta a los no europeos, cuyo número ha ido aumentando con relación a los extranjeros europeos en el año 1962 sólo constituían un 20%, pasando al 43% en tan sólo dos décadas, hay que destacar el importante flujo de magrebíes, turcos y centroafricanos, así como la llegada de un gran número de refugiados del Sudeste asiático (Vietnam, Camboya y Laos) durante la década de los 80.

 

Desde el punto de vista geográfico las principales concentraciones de extranjeros se localizan en el área de la Ile-de-France, en la ciudad de Lyon, y en la costa Mediterránea (Marsella). En el año 1990, un 18% de los extranjeros residentes en Francia eran portugueses, un 17% argelinos, un 16% marroquíes, un 7% italianos, un 6% tunecinos, y un 5,5% turcos.

 

En cuanto a las características demográficas de la población inmigrada, la estructura por edades está dominada por los trabajadores jóvenesadultos, con mayor abundancia de jóvenes entre los magrebíes, y de mayores de 60 años entre italianos y españoles. Como sucede en la mayoría de las comunidades de inmigrantes, la estructura por sexo se encuentra desequilibrada, siendo la relación de 134 hombres por cada 100 mujeres. Por último, la tasa de fecundidad entre las mujeres extranjeras es más alta que la de las francesas, aunque tiende a igualarse lentamente.

 

Comentario especial merece la inmigración procedente de los DOM (departamentos de ultramar, como la Guayana Francesa, GuadalupeMartinica o Reunión), y de los TOM (territorios de ultramar, como Nueva Caledonia), ya que su número se duplicó tras 1954 y se triplicó tras 1968, aumentando en el curso del último periodo intercensal en 15.000 personas cada año. Este flujo de inmigrantes ha transferido una parte importante de los habitantes de los DOM-TOM hasta la metrópoli, alcanzando hasta el 40% en el caso de las Antillas.

 

Las características socioeconómicas de la población proveniente de los DOM-TOM, que en un 60% residen en la región central de l’Ile-deFrance, son peculiares:

  • hablan francés, 

  • tienen un buen nivel de escolarización, y

  • poseen la ciudadanía francesa, lo cual les permite

  • trabajar en empleos públicos (más del 50% trabajan en empleos públicos subalternos, como correos, policía, hospitales y escuelas)

 

También los franceses emigraron, aunque siempre hubo un saldo migratorio positivo. Los principales destinos de los emigrantes franceses son Canadá, especialmente en el Quebec, Luisiana (EE UU), América del Sur y las colonias francesas africanas y asiáticas, durante la colonización.

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